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17 "aguinalderos" recorrieron las localidades de la parroquia de Amieva a caballo

Están solteros, saben montar a caballo y, o bien ellos o sus familias, son oriundos de Sebarga. Es el perfil que comparten los 17 aguinalderos que ayer, desde bien temprano, recorrieron la decena de núcleos que componen esta parroquia de Amieva, dando así continuidad a una tradición popular recuperada hace ahora ocho años y que cada Navidad gana adeptos.

Se trata del aguinaldo de Sebarga, el único de la zona en el que tienen cabida tanto hombres como mujeres y con el que los aguinalderos colectan fondos para celebrar la noche de Reyes con una gran cena de hermandad.

Con ese objetivo los chavales, 14 chicos y 4 chicas se citaron ayer a eso de las ocho de la mañana en Santoveña. Punto de partida de un largo recorrido que habría de llevarlos por todas y cada una de las once aldeas que componen la parroquia de Sebarga, en Amieva, y en las que los vecinos aguardaban su llegada para colaborar con la causa. También con botellas de sidra y polvorones, que nunca están de más después de una larga y fría mañana cabalgando a lomos de un caballo.

Los jóvenes a caballo por las calles de Sebarga recaudan fondos
para celebrar la noche de Reyes con una gran cena de hermandad.

En contrapartida los aguinalderos regalaron caramelos, calendarios y, pese a que faltó el gaitero por la dificultad que entraña cabalgar y tocar al mismo tiempo, mucha música. Villancicos tradicionales y un cantar que uno de ellos, Fernando Fernández, escribió cuando estando soltero fue aguinaldero, tal y como relataba ayer él mismo mientras aguardaba la llegada del grupo a la localidad de Pen.

No tendría que esperar mucho. Pasadas las doce del mediodía, el sonido de los cascos y el vocerío anunciaba su inminente entrada en el pueblo. Una vez allí, saludos, descabalgue para descansar las traseras y de nuevo a las sillas.

Aún quedaba mucho día por delante, mucho camino por hacer y muchos vecinos a los que cantar aquello de “en Navidad les deseamos felicidad todos los mozos y moces del lugar, con simpatía os ofrecemos la amistad y, si con cariño algunos quieren dar, que el aguinaldillo es largo y hay mucho que andar”, como reza una de las estrofas que los aguinalderos no se cansaron de entonar a lo largo de la mañana.

Lo hicieron en todos y cada uno de los pueblos y en todas y cada una de las casas, como en la de Daniel Alonso, un niño de Pen que esperaba, billete, en mano la llegada de la comitiva acompañado de su fami lia. Escasos metros más allá también l o hacía la familia de Emilio Molina. El más pequeño de la casa, Mario, tuvo incluso la valentía de subirse en lo alto del caballo de uno de los aguinalderos. Con los años seguro que el también será uno de ellos, y puede que la pequeña Nerea también lo sea, aunque ayer haya preferido no acercarse mucho a los caballos.

Así, las futuras generaciones garantizarán la superviviencia de una tradición ancestral que pasó varias décadas en el olvido hasta que en 2001 la asociación cultural Santoveña planeó recuperarla. La idea entusiasmó a los jóvenes solteros de la parroquia y solo un año después el aguinaldo de Navidad regresaba a Sebarga.

Desde entonces, cada año lo hace con más fuerza y más aguinalderos, que no dudan en darse el madrugón para disfrutar de “un día muy prestoso”, pese al frío y al cansancio. Y es que la jornada compensa. Tanto que muchos repiten cada año. Continuarán haciéndolo hasta que pasen por el altar. Entonces deberán colgar las botas y disfrutar del aguinaldo desde el otro lado.

Fuente: la voz de Asturias
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